“Los principales responsables de la formación son los padres y madres,
función que es compartida con el profesorado en la escuela” (Carrasco, 2007:
103). Diversos estudios demuestran que el éxito o fracaso de un alumno va a
depender en gran medida de la influencia ejercida por su ambiente familiar. Ello se
ha reflejado también en las letras de carnaval, a veces con ironía, otras con una gran carga crítica.
Un claro ejemplo nos lo ofrece Don Antonio Martín García en su comparsa “Tras la Máscara”, segundo premio en 1989, que en uno de sus pasodobles reprochaba amargamente la actitud de algunos padres demasiado intransigentes con los resultados académicos de los hijos, sin tener en cuenta que los niños ante todo necesitan hacer cosas de niños. Otra cuestión que nos podría evocar es si los padres otorgan más importancia al aprobado de sus hijos o al aprendizaje de estos:
Era solo un niño, una golondrina,
nueve primaveras recién estrenadas.
Era solo un niño y pasó por la vida
igual que una estrella que fugaz su plata derrama.
Jamás tuvo pandilla aunque sí profesores,
ni corrió las esquinas por saber las lecciones.
Nunca conoció la palabra jugar
que según sus padres
Era solo un niño y pasó por la vida
igual que una estrella que fugaz su plata derrama.
Jamás tuvo pandilla aunque sí profesores,
ni corrió las esquinas por saber las lecciones.
Nunca conoció la palabra jugar
que según sus padres
el ser responsable lo haría dichoso.
Ni una sola noche lo que era soñar,
pendiente al examen
Ni una sola noche lo que era soñar,
pendiente al examen
no le contó nadie el cuento de Pinocho.
A estudiar...
y no traigas a casa ni un solo suspenso.
A estudiar...
para cubrir la plaza de los hombres de gran provecho.
Y una tarde de Abril el vuelo remontó
y en el último adiós
aquella golondrina no volvió
A estudiar...
y no traigas a casa ni un solo suspenso.
A estudiar...
para cubrir la plaza de los hombres de gran provecho.
Y una tarde de Abril el vuelo remontó
y en el último adiós
aquella golondrina no volvió
a su nido.
Que en una rutina alguien de por vida
le había “suspendío”.
Ahora que puedes ver que te hicieron creer
tantísimas mentiras...
A tus malditos tutores
mándales copiar mil veces de millones:
“No debo nunca quitar a un niño,
quitar a un niño la vía”.
Que en una rutina alguien de por vida
le había “suspendío”.
Ahora que puedes ver que te hicieron creer
tantísimas mentiras...
A tus malditos tutores
mándales copiar mil veces de millones:
“No debo nunca quitar a un niño,
quitar a un niño la vía”.